6. Socialis

Existe una especie de paz, que se manifiesta como un suave suspiro de alivio, que uno siente cuando parece que ha sido capaz de conectar con alguien. Como decir: “Ah, esta pieza encaja.” Poner a desconocidos en una habitación es como tirar al suelo piezas de un puzzle desordenado. Algunos encajarán, y otros… Se quedarán colgados. Es un miedo tan primitivo, un deseo tan fraguado en los corazones de las personas, que en ocasiones es fácil perderse en el simple deseo de querer pertenecer, sin pararse a pensar a qué se supone que le pertenecemos. Es sencillo hacer amigos. Agacha la cabeza y sonríe. Ríe cuando se diga algo gracioso. Dar la razón cuando se te pida que concuerdes. Tu cuerpo interiorizará tan bien estos patrones, la memoria muscular hará tan sencillo el proceso, que te volverás un maestro de la mimesis superficial transhumanoide, también llamado, ser un camaleón social. Pronto, te verás fácilmente rodeado de personas. ¡Qué maravilla! Incluso, con suerte, la gente comenzará a confiar en ti. Te dirán lo que sienten, y tu, por supuesto, corresponderás como un limpio espejo sus emociones. Su tristeza será tu tristeza. 

“ Siento que puedo confiar en ti.”

Aquellos que llevan toda su vida perdidos en la selva de las relaciones sociales serán más propensos a tener un punto ciego mortal. Los más ansiosos emplearán todo su esfuerzo en poder encajar lo antes y lo mejor posible en las desinfectadas normas sociales, y no tendrán tiempo de detenerse en medio de la carrera. Pero tarde o temprano, cuanto más corras, cuanto más intentes encajar a toda costa, al final de la maratón social, se vislumbra una idea atemorizante……. ¿De qué sirve que comprendas a las personas si nadie te comprende a ti? 

Pero no hay forma de que la gente te comprenda si tú no te comprendes a ti mismo.

En última instancia, le perteneces a tu visión del mundo. Le perteneces al sentido más inmediato y claro de tu ideología. Tus valores, tus sueños, tus deseos, tus temores, tus recuerdos… Pero estos no se presentan de forma clara y concisa. Han de ser desenterrados, como una excavación arqueológica. Desenterrados de tus propias entrañas.