5. Cinco euros en el pantalón
- srpableras7
- 14 may 2024
- 4 Min. de lectura
P : “¿Qué clase de vida te gustaría vivir?”
R: La vida de una persona, vista desde cerca, es una melodía que busca ser armoniosa. Un ritmo construido sobre las cosas que hace día a día, sobre los deseos que cumple, sobre las necesidades que suple; cómo las suple, con qué frecuencia las suple… El hambre, la sed, la necesidad de conexión con otros, el entretenimiento, la relajación, el esfuerzo, la reflexión, el apetito sexual… Incluso dentro de estas categorías, hay diversas formas de ramificar deseos más complejos como la conexión con otros. El punto aquí no es cuadrangular perfectamente todos los apetitos y las pulsiones de un individuo, porque eso, en gran medida, es misión suya. Se ha de recontextualizar todos estos “esfuerzos por la supervivencia” como “milagros de la experiencia”: deliciosas actividades fruto de la creatividad y el entretenimiento. Tener hambre es una oportunidad para degustar sabrosa comida, tener sed es una oportunidad para saciarse, el deseo de poner esfuerzo en algo es una oportunidad para trabajar en una misión que pueda tener un impacto positivo en el mundo. Siquiera tiene que ser para alguien más, puede ser tan minúsculo como sea necesario para contentar a la persona. La mentalidad del aventurero, que comprende la seriedad de los peligrosos, pero aún así no pierde de vista la naturaleza intrínsecamente entretenida del viaje, es un producto de entender que el sufrimiento existe como oportunidad para superar el duelo.
La vida de una persona, vista con distancia, es una novela consistente. Es la repetición de patrones y la resolución de los conflictos, en una dialéctica del avance del aprendizaje. No es algo que no podamos ver en el día a día cercano de alguien, pero es la distancia, el historial de sus fracasos, lo que nos convence de una idea. Todos conocemos a aquella persona que parece chocarse una y otra vez con la misma piedra. Aquel amigo demasiado descuidado, aquella madre demasiado estricta, ese conocido excesivamente rencoroso. En diversas ocasiones tendremos la oportunidad de asistir al sufrimiento que les produce su falta de juicio, y pensemos en intervenir o no, sabremos bien que digamos lo que digamos, esa es una lección que tienen que aprender por ellos mismos. Se nos sugiere entonces que existe una macabra narrativa sobre los desafíos del individuo, una especie de divina deuda que ha de ser saldada. “Aprende a amar” dicen los actos, “Aprende a olvidar” dicen los actos, “Aprende a confiar” dicen los actos. Vemos que esta narrativa se construye sobre los bloques del día a día, una vez la vemos, la reconocemos en la labor rutinaria de una persona.
Desde una perspectiva completa, observamos la vida como este aprendizaje de la experiencia para la experiencia. No existen aquí distinciones entre el experimentador y lo experimentado, eres la experiencia misma educándose para disfrutarse a sí misma. También es cierto, que desde una visión completa, no existen dos vidas iguales. Podemos decir que no hay dos personas que tengan las mismas oportunidades en la vida para disfrutar lo que otro disfruta, en vez de lo que en sí mismo goza. Esto es un concepto sobre la totalidad de la experiencia de un individuo, no de un elemento específico: Dos personas pueden tener las mismas oportunidades de asistir a la universidad, pero el desayuno que tomen no tendrá la misma textura y sabor, los zapatos que empleen para caminar hasta la facultad no marcarán de la misma forma las rozaduras en sus talones y el interés que sienten por cada materia no estimulará de la misma manera sus mentes. Es muy sencillo encontrar algo que coincida, es casi imposible conseguir que todo coincida. Hay algo irreplicable en la manera en la que cada uno atraviesa el mundo. E incluso si se pudiesen replicar dos existencias idénticas, el espacio y el tiempo que ocupan diferiría, convirtiéndose en la última barrera indestructible de su diferenciación. Cada experiencia es una experiencia de vida única en su totalidad.
Aún con todo, aún teniendo esta “barrera de la totalidad única de la vida”, es fácil ver patrones y coincidencias en la forma en la que las personas sufren o desean. El punto aquí no es deshacerse del sufrimiento, si no armonizarlo. Hacer las paces con él y entender, que en sus múltiples facetas, forma una parte saludable de nuestra vida, que podemos soportar.
¿Qué hace feliz a una persona?
Un desayuno rico, un trabajo no explotativo donde sus esfuerzos vayan a parar a algo beneficioso, una pareja estable, una buena relación con tus padres, cinco euros en el pantalón, la película más bonita que has visto en tu vida, dos tostadas con mantequilla, contar un chiste y que la gente se ría, ese amigo que siempre te pregunta que tal, pantalones chulos,
P : “¿Qué clase de vida te gustaría vivir?”
R: Ofrecer una visión de la realidad. Algo inspirador. Devolver al mundo lo que me ofrece. ¿Pero cómo hacerlo? Llevo tanto tiempo encerrado en una jaula a medida… Tanto tiempo viviendo en el globo inflado de mi propio intelecto, amenazado rutinariamente con explotar en cualquier momento… Que es sencillo pensar que todo lo que puedo decir está ya muy visto… Pero la vida es un esfuerzo acumulativo. Es el movimiento del momento. Por eso… Aunque quizás se sienta tarde para mí, quiero empezar a mostrar la realidad que veo con mis dos ojos.

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